Propuesta de matrimonio increíble
ALREDEDOR DE LA LUNA

 

¡A partir de 2029, viviréis una de las semanas más increíbles de la historia de la humanidad, partiendo desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, Florida! Tendréis la oportunidad de recorrer más de 500.000 kilómetros en el espacio, en una epopeya similar a la mítica misión Apolo 8 de 1968, donde el amor y la ciencia se funden para dar lugar a la propuesta de matrimonio más deslumbrante y excepcional de los últimos 13.800 millones de años.

 

Antes de embarcaros en esta aventura inolvidable, os someteréis a evaluaciones médicas y físicas, y recibiréis un entrenamiento intensivo de tres meses a cargo de expertos aeronáuticos. Os esperan sesiones de cardio exigentes, pruebas en centrifugadoras, vuelos parabólicos a bordo de un Boeing 727 y técnicas para gestionar el estrés, todo ello con el objetivo de prepararos para cualquier situación durante el viaje.

 

Y llegará por fin el gran día. Os presentaréis en Cabo Cañaveral, enfundados en trajes espaciales diseñados para protegeros incluso en caso de despresurización. Una vez asegurados en vuestros asientos, esperaréis con emoción la cuenta atrás más intensa de vuestras vidas.

 

¡Atención! ¡Cinco... cuatro... tres... dos... uno... encendido! El cohete despegará y os hará vivir las sensaciones más alucinantes que hayáis experimentado jamás. Los primeros minutos serán intensos, con una aceleración de 3G, hasta que la primera etapa del cohete se separe y estéis ya a cientos de kilómetros de la Tierra.

 

La agitación dará paso al silencio, las vibraciones se convertirán en calma... y en vuestros auriculares empezará a sonar el célebre poema sinfónico Así habló Zaratustra de Richard Strauss, justo en el momento en que comencéis a flotar y a experimentar la ingravidez. Será un instante inolvidable, sobrecogedor e imposible de describir con palabras.

 

Cuando tengáis la fortuna de contemplar el planeta azul desde las alturas del espacio, quedaréis maravillados por su belleza pura y absoluta, una armonía de tonos celestes y una perfección imposible de apreciar desde la superficie. Y, sin apenas daros cuenta, vuestra nave estará surcando el vacío a más de 38.000 km/h.

 

Hora tras hora, la Luna se irá haciendo más grande ante vuestros ojos, hasta transformarse en una majestuosa esfera gris cuyos cráteres podréis observar con un detalle impresionante.

 

Tres días después del despegue, una vez en órbita lunar, sobrevolaréis su superficie a unos 200 o 300 kilómetros de altitud. La nave aumentará la velocidad y, de pronto, os adentraréis en el misterioso lado oculto del satélite. Durante unos treinta minutos, toda comunicación con la Tierra se interrumpirá, y entonces, en ese silencio absoluto y suspendido en el tiempo, le pedirás a tu amada que se una a ti para siempre. A través de los auriculares sonará Fly Me to the Moon de Frank Sinatra, mientras los cráteres pasan bajo vuestros pies. Entonces sacarás de tu traje espacial el anillo que habías escondido... y harás tu declaración en medio de una escena que ni el cine ha soñado.

 

Tras completar la órbita lunar, contemplaréis la salida de la Tierra sobre el horizonte. El planeta azul resurgirá detrás de los cráteres rocosos, como un milagro suspendido. Se reestablecerán las comunicaciones con la base, y la nave emprenderá el camino de regreso.

 

Durante el trayecto de vuelta, podréis disfrutar de los últimos instantes de ingravidez, abrazados, en un estado de calma cósmica total.

 

La Tierra se irá acercando. A poco más de 100 kilómetros de altitud, comenzaréis a sentir la fricción de la atmósfera y el escudo térmico alcanzará temperaturas extremas, haciendo visible un resplandor de plasma tras las ventanas. ¡Aguantad! A mitad de la estratósfera, podréis experimentar hasta 5G de desaceleración. Pero minutos después, se desplegarán los paracaídas, los cohetes de frenado se activarán y aterrizaréis suavemente.

 

Los medios de comunicación de todo el mundo estarán presentes, testigos de vuestra hazaña. Porque acabáis de escribir una nueva página, no solo en la historia de la exploración espacial… sino en la historia del amor.

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